La mayor fortaleza de Nueva York es su diversidad. Sin embargo, hay quienes ven la diversidad como una amenaza y actúan en consecuencia. Los crímenes de odio han ido en aumento en los últimos años y nuestros principales funcionarios encargados de hacer cumplir la ley han advertido que los supremacistas blancos son la mayor amenaza de violencia ciudadana extrema que enfrenta nuestro país en la actualidad.

 

En lugar de hacer algo con respecto a esta creciente amenaza, los republicanos están librando una guerra cultural para blanquear la historia de nuestro país. Al no enseñar de manera efectiva a nuestros hijos sobre el racismo, los prejuicios implícitos y nuestra historia compartida, lo bueno y lo malo, ayudamos a los grupos extremistas a controlar la narrativa.

 

Debemos hacer más para combatir todas las formas de odio y violencia. El Congreso debe actuar para garantizar que el FBI, el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional tomen las medidas adecuadas para investigar las amenazas, proteger a las poblaciones vulnerables y responsabilizar a las personas y los grupos. Se deben asignar más fondos para ayudar a las fuerzas del orden locales y las organizaciones comunitarias a combatir el odio y proteger a las comunidades. Debe aumentarse la pena federal por cometer un delito de odio.

 

El Congreso debe supervisar a las agencias federales encargadas de hacer cumplir la ley para garantizar que tomen en serio estas amenazas. La Estrategia Nacional para Contrarrestar el Terrorismo Doméstico de la Casa Blanca identificó claramente la amenaza que representan los supremacistas blancos para las comunidades y nuestra nación. Sin embargo, un año después, en el “Informe para la revisión interna del extremismo violento doméstico del Secretario de Seguridad Nacional: observaciones, hallazgos y recomendaciones”, la supremacía blanca no se mencionó ni una sola vez. Es importante que identifiquemos las amenazas que enfrentamos hoy y trabajemos para abordarlas en consecuencia.